El primer fármaco que mejora la marcha llegará a España el año que viene. Nuevos datos apoyan el ensayo para segmentar el riesgo-beneficio del tratamiento con natalizumab. Los afectados por esclerosis múltiple de nuestro país contarán con una nueva opción terapéutica a finales del año que viene, periodo en el que Biogen Idec tiene previsto que empiece a comercializarse el fármaco fampridina en España. Estos comprimidos de liberación prolongada, ya disponibles en Estados Unidos, han sido desarrollados para mejorar la marcha en pacientes adultos con esclerosis múltiple.

“Fampridina mejora la conducción nerviosa y la capacidad para caminar, al tiempo que disminuye la sensación de rigidez y espasticidad”, ha afirmado Antonio Yusta Izquierdo, jefe de Neurología del Hospital Universitario de Guadalajara, en el marco del 26º Congreso del Comité Europeo para el Tratamiento e Investigación en Esclerosis Múltiple (Ectrims), celebrado en Gotemburgo (Suecia) del 13 al 16 de octubre.

Según Alfredo Rodríguez Antigüedad, jefe del Servicio de Neurología del Hospital de Basurto (Bilbao), “este medicamento abre una puerta nueva al tratamiento sintomático de la enfermedad y es original porque actúa sobre la esencia del problema: la desmielinización”.

Rodríguez Antigüedad ha detallado que el fármaco “beneficia de manera muy evidente al 35 por ciento de los pacientes, en los que mejora un 25 por ciento la marcha”. Además, fampridina mejora la fuerza y la capacidad de moverse “y tiene que corregir otros problemas al restaurar el funcionamiento de los axones”, ha añadido el neurólogo.

“La novedad de este fármaco es que actúa sobre los síntomas de la enfermedad, mientras que el resto cambia la evolución de la enfermedad. Hasta ahora, se podía disminuir la espasticidad, pero ninguno actuaba sobre la marcha”, ha señalado Yusta. La discapacidad asociada a la marcha es uno de los síntomas de la esclerosis múltiple que más preocupan a los afectados, ya que la pérdida de dependencia está estrechamente ligada a la pérdida de calidad de vida.

La percepción de médicos y pacientes sobre la pérdida de movilidad

“Saber cuál es la movilidad del paciente corresponde al neurólogo”, ha afirmado Yusta. Sin embargo, una encuesta reciente, encargada por Biogen Idec, ha revelado que “existe una brecha en la percepción de la pérdida de movilidad de los profesionales de la salud y de los pacientes”, como ha indicado Shibeshih Belachew de la Universidad de Liége (Bélgica).

Según la encuesta, un 56 por ciento de los profesionales de la salud creen que sus pacientes con esclerosis múltiple experimentan pérdida de la movilidad, mientras que más del 85 por ciento de los afectados sufren alguna discapacidad en su movilidad.

Dos nuevas investigaciones apoyan los resultados de la encuesta, ya que demuestran que “la capacidad de caminar no está suficientemente controlada en pacientes con esclerosis múltiple y que el 39 por ciento de los afectados y el 45 por ciento de sus cuidadores dicen que nunca o rara vez hablan de problemas de movilidad con el médico”, ha detallado Belachew.

Este experto ha incidido en la importancia de una intervención precoz, puesto que “un diagnóstico temprano de la esclerosis múltiple y una intervención lo más temprana posible pueden mejorar la movilidad del paciente y su calidad de vida”. Así, Belachew ha afirmado que “la terapia física tiene que estar en la cima del tratamiento de la esclerosis múltiple”.

En la misma línea, Antonio Yusta ha comentado que “hay que evaluar a cada paciente personalmente y con sentido común” y que un equipo multidisciplinar, dirigido por el neurólogo, debe encargarse del tratamiento neurorrehabilitador. No obstante, el neurólogo ha lamentado que se hace “muy poca neurorrehabilitación específica para patologías neurológicas”.

La ecuación riesgo-beneficio

Por otro lado, se sigue investigando para mejorar los tratamientos existentes, cada vez más complejos, que retrasan el curso de la enfermedad. En este sentido, Biogen Idec ha dado a conocer durante el Congreso del Ectrims datos que apoyan la potencial utilidad clínica de un ensayo de investigación que detecta los anticuerpos anti-virus JC (JCV) en el plasma humano.

La detección de anticuerpos anti-JCV puede constituir un medio para segmentar pacientes con esclerosis múltiple en grupos de mayor o menor riesgo de desarrollar leucoencefalopatía multifocal progresiva (LMP) que están recibiendo tratamiento con natalizumab. La infección por virus JC es uno de los factores necesarios para el desarrollo de la LMP.

“El objetivo es dotar a pacientes y médicos con herramientas para evaluar mejor el riesgo potencial de un paciente para el desarrollo de LMP, diagnosticar la LMP precozmente y mejorar las consecuencias de la enfermedad”, ha concretado Carmen Bozic, vicepresidente senior y directora general de Seguridad de Fármacos y Manejo del Riesgo de Biogen Idec.

Este ensayo en dos pasos de inmunoabsorción ligado a enzimas (Elisa) para detectar anticuerpos anti-JCV se está evaluando actualmente a gran escala, mediante estudios clínicos prospectivos que determinan la estratificación del riesgo de LMP en pacientes tratados con natalizumab.

El objetivo: pacientes totalmente libres de enfermedad

Según Rafael Arroyo, jefe de la Unidad de Esclerosis Múltiple del Hospital Clínico Universitario San Carlos de Madrid, este fármaco es “el más eficaz que existe en esclerosis múltiple, no sólo por los ensayos, sino por la práctica clínica diaria”. Natalizumab disminuye los brotes en un 70 por ciento y estabiliza la discapacidad entre un 40 y un 50 por ciento. “Con este medicamento se acuñó el término ‘pacientes libres de enfermedad’ en esclerosis múltiple”, ha indicado Arroyo.

Desgraciadamente, uno de cada 1.000 pacientes desarrolla LMP, un riesgo relacionado con el tiempo de exposición al fármaco (mayor a los dos años) y a si el paciente ha recibido inmunosupresión previa. “Hay 72.000 pacientes tratados con natalizumab en el mundo y están en marcha varios estudios de seguimiento para conseguir identificar qué pacientes están en riesgo”, ha explicado el neurólogo.

“Cuanto más eficaz es el fármaco, mayores riesgos se corren”, ha asegurado Arroyo. De esta manera, existe un consenso que demanda al neurólogo informar a sus pacientes, tras dos años de tratamiento con natalizumab, sobre cuál es la situación de beneficio-riesgo, para que el paciente consienta o no por escrito la continuidad del tratamiento.

“El compromiso con los pacientes es encontrar terapias que solucionen sus necesidades individuales”, ha señalado John R. Richert, vicepresidente senior de Investigación y Desarrollo e investigador senior en Neurología de Biogen Idec. “Con tres productos en la última fase clínica y más de 20 programas en fase II, la compañía tiene una de las más avanzadas carteras de productos para la esclerosis múltiple y seguirá trabajando incansablemente hasta encontrar una cura para esta enfermedad”, ha añadido.

Fuente: neurologia.publicacionmedica.com

Sandra Melgarejo. Gotemburgo

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