DIAGNÓSTICO
Al comienzo de la enfermedad los síntomas pueden ser muy poco expresivos de forma que a menudo pasan desapercibidos tanto para el paciente, que no les da importancia, como para un médico poco acostumbrado a ver esta patología, que puede atribuirlos otra causa. Es corriente que cuando el paciente consulte por primera vez al neurólogo haya sufrido en los meses o incluso años previos varios síntomas atribuibles a la enfermedad.
Cuando en un paciente existe la sospecha de una Esclerosis Múltiple, este debe ser evaluado por un neurólogo. Como hemos dicho, aunque se trata de una enfermedad, en general, poco conocida, la mayoría de los neurólogos están familiarizados con ella debido a su frecuencia y pueden identificar perfectamente que síntomas apuntan a este diagnóstico.
¿Cómo se diagnostica la Esclerosis Múltiple?
Para saber con certeza si alguien padece Esclerosis Múltiple, el neurólogo dará una serie de pasos:
a) Una historia clínica de síntomas neurológicos (falta de fuerza, pérdida de visión, alteración del equilibrio…).
b) Análisis de sangre y del líquido cefalorraquídeo, para excluir otras enfermedades que pueden producir lesiones en el sistema nervioso central. En el líquido cefalorraquídeo pueden encontrarse además datos de inflamación y activación del sistema inmune, que apoyan el diagnóstico. Este líquido envuelve a las estructuras del sistema nervioso central dentro de las meninges; para acceder a él, es necesario realizar una punción lumbar, una prueba con muy mala fama aunque, en realidad, no representa apenas ningún riesgo para el paciente.
c) Una prueba de imagen, en concreto, una resonancia magnética, para observar si hay lesiones (placas) en el cerebro o la médula espinal, con o sin datos de inflamación. La resonancia magnética es una prueba que utiliza campos magnéticos y no radia al paciente, por lo que tampoco supone riesgo alguno para el paciente, aunque existen algunos casos en los que no se puede realizar, como, por ejemplo, cuando el paciente lleva marcapasos o alguna prótesis metálica.
d) Finalmente, unos potenciales evocados, que nos permitirán evaluar el estado de distintas vías nerviosas como la visual, la sensitiva y la auditiva.
Ninguno de los resultados de estas pruebas nos dice con total seguridad que nos encontramos ante una Esclerosis Múltiple, ya que las alteraciones que podemos encontrar en cada una de ellas pueden ser producidas también por otras enfermedades; por lo que es el conjunto de todos estos datos, junto con una historia clínica compatible, lo que nos lleva al diagnóstico, que en algunos casos pude ser dudoso en un principio, siendo el tiempo y la evolución lo único que puede darnos una respuesta definitiva.