El Ictus o Accidente Cerebrovascular (AVC), como ya hemos explicado en artículos anteriores, es una interrupción del flujo de sangre hacia el cerebro, perdiendo éste, el suministro de oxígeno y nutrientes necesarios, y de esa manera, generándole un daño, en ocasiones irreversible, al tejido cerebral. La gravedad del ictus dependerá de varios factores como: el tiempo que haya pasado desde que se produce hasta que se interviene, la edad del paciente y el sitio o la extensión de la lesión, entre otros, por ese motivo quizás conozcamos a alguien al que le dio un ictus y no le quedaron apenas secuelas, a otro que quedó en silla de ruedas o no anda bien, o a otro que desde entonces no habla bien.

Un alto porcentaje de los pacientes que sufren un ictus presentan alteraciones comunicativas, razón por la cual debemos ponernos en contacto con un logopeda, pues es él, el especialista encargado de evaluar y rehabilitar dichos trastornos.

Se estima que entre un 20%-40% de los pacientes presentan secuelas del lenguaje de tipo afásico, esto significa que padecen un trastorno en el lenguaje adquirido, que genera una pérdida o alteración de la capacidad para comunicarse correctamente. Estas alteraciones pueden afectar al lenguaje en todas sus modalidades, tanto oral como escrito e incluso gestual, tanto en la expresión como en la comprensión, con distintos grados de severidad según el caso. Esto dependerá de la extensión y ubicación del daño cerebral.

El tipo de afasia se dará en función de la zona del cerebro afectada, y según el que sea, algunos síntomas podrían ser los siguientes:

  •  Afasia de Broca o afasia motora: la expresión verbal esta muy afectada, mucha dificultad para articular, usa frases muy cortas y con mucho esfuerzo. La comprensión también esta afectada, aunque menos que la expresión. La repetición también les cuesta.
  • Afasia de Wernicke o afasia sensorial: su expresión oral es fluida, incluso más de la cuenta, pero no se les entiende casi nada, pueden utilizar incluso palabras que no existen. Su comprensión suele estar muy afectada y la repetición también.
  • Afasia global: comparte rasgos de los dos tipos de afasias anteriores, tienen la comprensión y la expresión alteradas. Al principio en ocasiones aparece una ausencia total de lenguaje, lo cual llamamos mutismo, que normalmente va desapareciendo con el tiempo. Pueden llegar a conseguir la repetición, aunque suelen hacerlo con errores, por ejemplo “latiz” por “lápiz”.
  • Afasia transcortical motora: su expresión espontánea es escasa, suelen decir frases cortas y fáciles. Normalmente tienen buena comprensión y son capaces de repetir lo que se les dice.
  • Afasia transcortical mixta: pueden ser capaces de responder a preguntas concretas, aunque su lenguaje espontáneo es más bien pobre. En ocasiones imitan inconscientemente palabras, frases o canciones que han oído, lo cual denominamos ecolalias. Son capaces de repetir.
  • Afasia transcortical sensorial: suelen tener un habla fluida, aunque carente de significado. Suelen evoluciona bien, aunque presentando dificultad para encontrar la palabra que buscan, lo que llamamos anomias, y dando más vueltas de las necesarias para decir algo, lo que llamamos circunloquios. También pueden presentar ecolalias. La repetición, suele estar conservada.
  • Afasia de conducción: tienen una articulación más fluida que en la afasia de Broca, pero menos que en la de Wernicke, aunque hacen muchas pausas intentando encontrar las palabras adecuadas. Su comprensión oral y escrita suele estar preservada, en cambio, en la lectura en voz alta y en la escritura, aparecen dificultades. La repetición también la suelen tener alterada.
  • Afasia anómica: su habla es fluida, la sensación que tienen los pacientes es la de “tener la palabra en la punta de la lengua”, por ello utilizan continuos circunloquios. La comprensión suele ser buena, al igual que la repetición.

Hay que tener en cuenta, que el que haya un trastorno del lenguaje, no implica que la lesión haya destruido por completo la función comunicativa como tal, sino que el daño, ha causado incapacidad para utilizar algunos elementos como podrían ser la comprensión, la repetición o la lectura…, por ello, partiendo de la base de conocer la zona lesionada, intentaremos explotar al máximo las capacidades conservadas en le paciente y así conseguir una comunicación lo mas eficiente posible que de al paciente y familiares o cuidadores una buena calidad de vida.

Hoy en día, por suerte, ha evolucionado mucho el tema de los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAACS) que podrían ayudarnos en muchos casos a mejorar la comunicación de los pacientes. Tenemos la opción de poner programas de comunicación en los móviles, en tablets, que se manejen con un botón, con la cabeza, con la mirada, complejos y con mucho vocabulario, más sencillos con lo imprescindible, enfocados a adultos, a niños, etc.

Por esta razón hacemos hincapié en que en el momento que nos dicen que nuestro familiar padece algún tipo de afasia derivada de un daño neurológico, lo mejor será acudir a un logopeda para que realice una valoración y una intervención individualizada y adecuada al caso para explotar al máximo las capacidades preservadas en el paciente y conseguir una comunicación lo más eficiente posible.

El equipo de logopedas del centro Cien estará encantado de resolverles cualquier duda acerca del tema.

Departamento de Logopedia del Centro Integral de Enfermedades Neurológicas de la Asociación de Esclerosis Múltiple.

WEBGRAFÍA:

Share This