La Real Academia Española define jugar como hacer algo con alegría con el fin de entretenerse, divertirse o desarrollar determinadas capacidad. En su definición ya refleja que el juego favorece el aprendizaje de todas las áreas del desarrollo infantil.
El juego es una actividad que el ser humano practica a lo largo de toda su vida y que va más allá de las fronteras del espacio y del tiempo. Es una actividad fundamental en el proceso evolutivo, que fomenta el desarrollo de las estructuras del comportamiento social.
Podemos encontrar numerosos autores que definen el juego de diversas formas pero todos tienen un aspecto en común, la concepción constructiva del aprendizaje.
Entienden el juego como facilitador del desarrollo de conexiones sinápticas entre las neuronas y la trasmisión de información entre éstas. Así como herramienta del desarrollo emocional. Es un factor favorecedor motivacional y está directamente relacionada con el bienestar físico y emocional de los niños.
Todo ello afianza el hecho de que el juego es la ocupación principal de un niño. Además los aprendizajes se integran más fácilmente, el niño acepta mejor las modificaciones en sus hábitos y desarrolla sus habilidades.
Jugar con los hijos un ratito todos los días (aunque sea realizando una actividad de la vida diaria) favorece la expresión de sentimientos y el establecimiento de los vínculos emocionales.
“En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. He edificado mi casa como un juguete y juego en ella de la mañana a la noche…” Pablo Neruda.