Una de las posibles secuelas que puede haber tras sufrir un ictus es la heminegligencia, la cual consiste en la dificultad que presenta la persona para orientarse, actuar o responder a estímulos o acciones que ocurren en el lado contralateral a la lesión, generalmente. Esto provoca un impacto en el desempeño de las actividades de la vida diaria, como la alimentación, el vestido o la ducha, entre otras.
Desde el área de terapia ocupacional, además de trabajar con la herramienta más valiosa, que es la propia actividad cotidiana en la que la persona tenga dificultad, la cual conlleva un propósito, además se incluyen actividades habilitadoras en las que se trabajan estos aspectos atencionales, de componente cognitivo-perceptivo.
En este tipo de actividades entrenamos técnicas como el “escaneo visual o barrido” con objetos de diferentes formas o colores, los cuales tenga que asociar a una lámina presentada.