¿Cómo afecta el calor ambiental a la Esclerosis Múltiple? Viajar y hacer deporte con EM

La Esclerosis Múltiple es una enfermedad inflamatoria y neurodegenerativa en la que se han implicado múltiples factores ambientales y genéticos. De hecho, los factores genéticos pondrían el 30% del riesgo de padecerla y los factores ambientales el otro 70%.

Los factores ambientales que han demostrado ejercer más influencia van a ser el padecer determinadas infecciones por virus como el de Epstein-Barr (que produce la mononucleosis infecciosa), el tabaquismo (si se es fumador el riesgo de que una EM vaya mal es mayor), el consumo de sal, la obesidad durante la adolescencia, etc..

Uno de los que va adquiriendo más importancia es la vitamina D de hecho, la falta de esta vitamina en pacientes con EM (sobre todo mujeres), va a ser un factor de mal pronóstico.

El hecho de que la Esclerosis Múltiple sea más frecuente en países nórdicos podría estar relacionado a unos bajos niveles de esta vitamina durante la vida fetal. Estos bajos niveles se deberían a la poca exposición solar que sufren estos países, sobre todo en otoño e invierno. Esta sería la primera relación de la EM con factores climáticos.  También explicaría, en parte el porqué cuando nos trasladamos a un sitio diferente de donde nacimos después de los 15 años de edad, mantendremos el riesgo de nuestro país de origen. Sin embargo, cuando emigramos antes de los 15 años, adquiriremos el riesgo de sufrir de EM del país a donde vayamos.

¿Cómo afecta el calor ambiental a la Esclerosis Múltiple?

Dos terceras partes de los pacientes con EM, van a sufrir una intolerancia al calor. El calor no va a producir la aparición de nuevos brotes, pero sí empeorar los síntomas de uno previo.

La velocidad de conducción de una orden a través de los axones (prolongaciones de las neuronas que transmiten la información) va a venir determinada por el “aislante” que envuelve dicho axón, que es la mielina. Si esta última está dañada, la velocidad se va a enlentecer, pero todavía la velocidad de transmisión es suficiente para que no se produzcan los síntomas (se llama reserva funcional).

Cuando aumenta la temperatura, bien corporal o ambiental, se va a enlentecer todavía más esta velocidad de conducción. En personas normales con una “reserva funcional” normal, esto no se va a notar. En pacientes con EM, ya con velocidad de conducción disminuida, esta nueva bajada de la velocidad de conducción,  puede hacer que ya que se produzcan los síntomas.

Estos síntomas ya habían aparecido con un brote anterior y puede ser mayor debilidad, mayor dificultad para caminar, hormigueos, más dificultad para hablar, visión borrosa, mayor lentitud mental, etc.. Este empeoramiento se denomina fenómeno de Uthoff.

En un clima cálido y sobre todo en verano, las altas temperaturas pueden hacer que los pacientes con EM sufran este fenómeno.

También un síntoma relacionado con los climas cálidos va a ser la sensación de fatiga y cansancio. Esta puede aparecer desde por la mañana impidiendo el normal desarrollo de las actividades de la vida diaria y de su trabajo. De hecho, los pacientes con EM y fatiga tienen mucha menor calidad de vida que otros pacientes con EM sin fatiga y con otros síntomas de la enfermedad.

Además de un clima cálido, el aumento de la temperatura corporal puede aparecer con la fiebre, con la realización de un ejercicio físico mantenido en lugares poco ventilados y húmedos y si se trabaja largo rato en la cocina.

¿Qué hacer si tengo Esclerosis Múltiple y quiero viajar?

Los pacientes con EM deben de planificar sus viajes con suficiente antelación y tomar medidas para que el disfrute sea mayor.

Es primordial evaluar nuestro propio estado de salud, saber cuáles son nuestros límites, que medicación precisamos y cómo debemos de conservarla, cual es nuestra movilidad y facilidades para esta última en el lugar de destino.

Otro dato a tener en cuenta es si se necesita alguna vacunación especial para ir al sitio de vacaciones. Es muy dudoso que las vacunas puedan generar nuevos brotes, pero están contraindicadas cuando estamos sufriendo uno y su efectividad es menor si estamos tomando corticoides a altas dosis o inmunomoduladores para tratar la EM.

Es interesante hacerse un seguro médico de viaje que garantice la asistencia en caso de la aparición de un brote o la repatriación a nuestro hospital de referencia.

Es aconsejable llevar un informe médico con el tratamiento, para no tener problemas en las aduanas. En ocasiones la tripulación del avión se hará cargo de la nevera con el tratamiento, durante el vuelo. Se deberá de llevar suficiente tratamiento para la duración del viaje.

Se debería hablar con la agencia de viajes la posibilidad de adaptaciones especiales para la movilidad en el lugar de destino, si es que las necesitamos.

Cuando viajamos a países con diferentes usos horarios, sobre todo viajes transcontinentales, el cambio brusco de horario puede empeorar la sensación de fatiga durante uno o dos días.

El empeoramiento de los síntomas por el calor es transitorio y aparece más en los primeros años de diagnóstico de la EM. Cuando pasan los años va a ser menos intensos o incluso no llegan a aparecer.

Con suficiente planificación, un paciente con Esclerosis Múltiple no tiene porqué renunciar a un viaje. Con una serie de medidas lo disfrutará plenamente.

Deporte y Esclerosis Múltiple

El deporte en personas con EM mejora la coordinación y el equilibrio. En discapacidad moderada a severa, y en quienes sufren de hipersensibilidad extrema al calor, el ejercicio en agua puede resultar de particular utilidad. Dentro del agua se van a poder realizar movimientos que no se pueden hacer fuera de ella.

  • Es más efectivo el ejercicio cuando se hace en grupos, en vez de individualmente en casa. La oportunidad de aumentar la interacción social ayuda a aumentar la sensación de bienestar.. También resulta se mejora la capacidad de caminar, la movilidad, y las funciones de la vejiga/intestino.
  • Se probaron la fuerza y la fatiga en personas con Esclerosis Múltiple durante un programa de forma física de 10 semanas en agua. La función de brazos y piernas mostró una clara y medible mejoría.
  • Un estudio a 15 semanas sobre el impacto del entrenamiento para forma física en la calidad de vida en personas con EM, indicó una mejora significativa en la fuerza muscular y la capacidad vital de los pulmones, después de entrenar 40 minutos 3 veces por semana, independientemente del grado de discapacidad.
  • En equitación terapéutica (pasiva), que aspira a reducir la tensión y el dolor en la articulación de la cadera y espalda, el movimiento del caballo tiene un efecto positivo en el jinete. Un estudio canadiense mostró que los participantes habían mejorado la velocidad al caminar, el equilibrio y estado de ánimo después de 9 semanas de entrenamiento.

Conclusiones:

  • Practica actividades deportivas moderadas, regularmente
  • Desarrolla un programa individualizado de entrenamiento
  • Evita ejercicios que requieran un gran esfuerzo
  • Contrarresta la espasticidad y acortamiento muscular con ejercicios de estiramiento
  • Obtén lo más posible si requieres una silla de ruedas – por ejemplo la concentración y la movilidad pueden ser promovidas practicando tiro con arco

Dr. A. Yusta Izquierdo
Neurólogo
Jefe de Neurología del Hospital Universitario de Guadalajara
Profesor de Neurología de la Universidad de Alcalá

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