La colocación de electrodos en la médula espinal mejoró la locomoción en roedores. La técnica reduce la dosis necesaria de L-dopa y podría estar disponible a medio plazo. La estimulación cerebral profunda ha demostrado ser eficaz en el manejo de los síntomas de los pacientes con Parkinson pero tiene algunos inconvenientes.
Es compleja y sus cifras de mortalidad oscilan entre el 1% y el 2%. Un equipo del Centro Médico de la Universidad de Duke (Estados Unidos) ha probado con éxito una variante de este tratamiento colocando los electrodos en la médula espinal de ratones.
La idea surgió a partir de los trabajos sobre la epilepsia que Miguel Nicolelis, Catedrático de Neurociencia de la citada universidad e investigador principal del estudio, realizó hace una década. «Estábamos analizando la actividad cerebral de los ratones con Párkinson y de repente me acordé de una investigación que había realizado sobre la epilepsia», ha explicado Nicolelis.
Habían visto que el cerebro de los animales con Parkinson presentaba una actividad cerebral rítmica similar a las crisis epilépticas de baja frecuencia u oscilaciones. Una de las terapias más eficaces para la epilepsia consiste en estimular los nervios periféricos (mejora la comunicación entre cerebro y médula espinal) así que los investigadores de Duke decidieron seguir una aproximación similar para el Parkinson.
Electrodos epidurales
En lugar de estimular directamente el cerebro, un proceso que conlleva numerosos riesgos, colocaron los electrodos en la región epidural a la altura de la columna dorsal de varios ratones a los que les habían inducido la enfermedad de Parkinson. La idea era «interrumpir las oscilaciones aberrantes de baja intensidad» vistas en los cerebros de los roedores con el fin de que su sintomatología mejorara, explican los autores en la revista ‘Science’.
Y funcionó. La aplicación de pequeñas descargas eléctricas sobre la médula, la principal vía sensorial que transporta información táctil al cerebro, logró que desapareciera la rigidez que caracteriza a esta enfermedad y que la funcionalidad de los animales sufriera un cambio «casi inmediato y drástico» tras la estimulación.
El efecto más importante se produjo con señales de frecuencia de 300 hercios y la mejoría se observaba sólo en tres segundos después de la ‘descarga’. La locomoción era 26 veces más alta durante los periodos de estimulación en comparación con el periodo previo a la misma.
«Nuestro aparato funciona como una interfaz con el cerebro para producir un estado neuronal que permita la locomoción, facilitando así la recuperación inmediata y espectacular del movimiento. Tras la estimulación, las neuronas se desincronizan y se produce un patrón de despolarización similar al que se ve en un ratón sano que está continuamente en movimiento», ha explicado Per Petersson, otro de los autores.
Una alternativa esperanzadora
Durante sus investigaciones también comprobaron cómo funcionaba su estimulación epidural junto con la L-dopa, el fármaco por el excelencia para al tratamiento de los pacientes con Parkinson. Los ratones que recibieron sólo inyecciones de este análogo de la dopamina empezaron a moverse a partir de la quinta dosis mientras que sólo fueron necesarias dos para que los roedores estimulados se desplazaran.
«Hemos descubierto una forma nueva y poco invasiva de aliviar los síntomas motores del Parkinson», concluye Nicolelis en un vídeo proporcionado por ‘Science’. La técnica «es consistente, perdura en el tiempo, reduce significativamente los riesgos para estos pacientes y se puede realizar en etapas tempranas de la enfermedad en combinación con bajas dosis de fármacos».
«Si podemos demostrar que el aparato es seguro y eficaz durante largos periodos en primates y después en humanos, a priori, cualquier paciente podría someterse a este tratamiento en un futuro próximo», vaticina este investigador.
Actualizado jueves 19/03/2009 19:48 (CET)
CRISTINA DE MARTOS
Fuente: www.elmundo.es