Intervención sensitiva de la mano en el departamento de terapia ocupacional de la Asoc. de Esclerosis Múltiple

La pérdida o déficit sensorial constituye una gran limitación en la vida de un paciente. Nuestro sistema táctil nos aporta información sobre lo que estamos tocando. A través de los receptores de nuestra piel, somos capaces de identificar las diferentes texturas, formas, tamaños y pesos; además del dolor y la temperatura.

Para tener un buen desempeño de nuestra vida diaria hay que tener una buena integración sensitiva. ¿Cómo cogeríamos cosas del bolso sin mirar en él? ¿Cómo cambiaríamos la marcha del coche? ¿Cómo nos abrocharemos el sujetador?

La sensibilidad se define como la capacidad de las personas para interpretar los estímulos que tenemos a nuestro alrededor. La sensibilidad somática nos permite ser conscientes tanto de los cambios internos que se producen en nuestro organismo, así  como de los cambios externos del mundo que nos rodea. Estas sensaciones se pueden clasificar en:

  • Sensaciones superficiales o exteroceptivas: tacto, dolor, presión y temperatura.
  • Sensaciones profundas o propioceptivas: propiocepción o sentido de posición y movimiento
  • Sensaciones corticales o combinadas: localización táctil, localización entre dos puntos, sensaciones de conocimiento (gnosias), etc.

Sea cual sea el origen de la lesión, es necesario realizar una valoración exhaustiva de la sensibilidad para poder planificar el tratamiento, y para ello existen numerosas pruebas. No hay un único test que valore la función completa de la sensibilidad, por lo que hay que trabajar con un gran espectro de pruebas.

Una vez realizada la valoración se planifican los objetivos que nos guiarán en la intervención. El objetivo final de la reeducación sensorial  es mejorar o aumentar la sensación útil. El primer nivel de reeducación sensorial es enseñar al paciente cómo compensar la falta de sensibilidad protectora, esto comprende el reconocimiento de la temperatura y el de la presión.

El tratamiento incluirá distintos estímulos como diferentes roces, presiones, golpes suaves y cachetes. Podremos utilizar de la misma forma distintos elementos como arena, cepillos, pelotas y tejidos, además de la manipulación de diferentes objetos con bordes pronunciados y aristas

Podemos diferenciar nuestro tratamiento según tengamos hipersensibilidad, hiposensibilidad y esteroagnosias.

Hipersensibilidad

Los pacientes con hipersensibilidad grave deben recibir entrenamiento de desensibilización antes de comenzar un programa de reeducación sensorial. La desensibilación se realiza mediante un bombardeo de estímulos, teniendo en cuenta que la mano recibe golpes y presiones de forma continúa.

Por ejemplo, se puede solicitar que toque objetos blandos como pelotas de algodón o una toalla de tela afelpada. Cuando tocar dichos objetos sea tolerable, se pasarán los materiales blandos por la piel. Según el progreso del paciente, se seguirá el mismo proceso con elementos duros y lisos. Finalmente, debe poder tocar piezas duras y ásperas, como el papel de lija, sin sentir malestar.

Estereognosias

Es la capacidad de reconocer los elementos familiares mediante la exploración táctil. La estereognosia requiere la integración de sensibilidad térmica, propiocepción, textura, peso y reconocimiento de la forma.

Un ejemplo de actividad para trabajar este componente sería introducir objetos de la vida diaria (llaves, pinzas de depilar, cuchara, lápiz, etc) en una caja y, sin mirar, que el paciente las vaya identificando.

Hiposensibilidad

En este caso, empezaremos el tratamiento realizando una estimulación por el lado cubital de la mano con ayuda de un palito, haciendo movimientos de atornillado y de rasgado. La razón por la que comenzamos por este lado es debido a que proporciona estabilidad a la mano. Por otro lado, activaremos en el siguiente orden:

  1. Eminencia hipotenar.
  2. Peinaremos las áreas entre los metacarpos y los dedos (espacios interóseos).
  3. Eminencia tenar.
  4. Pulpejos de los dedos.

Los pulpejos de los dedos los estimularemos, siguiendo ésta secuencia: índice (es el dedo que más siente), pulgar, corazón, meñique y anular. Dado que el dedo índice es el que más receptores sensitivos posee, nos da la posibilidad de sentir más.

En la hipoestesia el entrenamiento pasa por diferentes fases:

  • Ejercicios con los ojos abiertos y comparación con la otra mano.
  • Ejercicios con control visual.
  • Ejercicios de búsqueda y reconocimiento sin control visual.

Departamento de Terapia Ocupacional del Centro Integral de Enfermedades Neurológicas de la Asociación de Esclerosis Múltiple.

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