La festividad de la Navidad  es  momento de  reuniones con familiares y amigos para disfrutar, en compañía y alrededor de la mesa, y lo que ello conlleva: ingesta de comida y bebida.

A veces no somos conscientes de la importancia que tiene la deglución, ya que es un proceso que realizamos de manera automática; pero, ¿habéis pensado alguna vez que ponemos en riesgo nuestra vida cada vez que comemos y bebemos?. Quizá sea una pregunta un poco dura, pero es la realidad: hablamos, nos reímos… mientras estamos deglutiendo, favoreciendo el riesgo de sufrir atragantamientos.

Tradicionalmente, desde 1882, el día 31 de diciembre todos los españoles comemos las 12 uvas. Cada año se producen numerosas llamadas al 112 alertando de atragantamientos.

Jaime Paniagua, logopeda referente en el tratamiento de la disfagia (trastorno de deglución), comenta en su blog logocerebral.es qué tipo de alimento es la uva: La uva es un alimento que podríamos calificar como celular y acuoso; es decir, contiene líquido en su interior. Esto hace que el bolo resultante del proceso difera en cuanto a volumen y consistencia. Si pesamos una uva y luego la volvemos a pesar después de procesarla su peso cambia”; “… Es importante reseñar que el hecho de que la uva con piel exija más números de masticaciones hace que se segregue más saliva. De un modo u otro, el efecto acuoso de la uva hace que la consistencia y volumen se modifique al final del procesado”.

Hay que tener en cuenta que la duración media de cada campanada es de 3 segundos, por lo que la ingesta de las doce uvas la realizamos en aproximadamente 36 segundos. También nos comenta que “si cogemos una uva de manera aleatoria y medimos el tiempo de masticación, obtenemos que la uva con piel nos exige entre 6-7 segundos, mientras que sin piel el tiempo se reduce a 5 segundos. Si, además, eliminamos las pepitas en ambos casos podemos reducir aún más ese tiempo de masticación. El tiempo de masticación de una uva sin piel y sin pepitas se puede reducir a 3,5 segundos. La piel en la uva le da un componente adherente que alarga el tiempo de masticación ya que la lengua debe vencer esas resistencias”.

Concluye diciendo que: “Eliminar la piel reducirá el número de masticaciones, la resistencia a la adherencia del alimento en la cavidad oral y hará que el tiempo de masticación para procesar el alimento sea mucho menos. Eliminar las pepitas reduce las dobles tareas y permite un mejor control del componente acuoso en la cavidad oral”.

Si hablamos del sabor que tendrá esta fruta, varía si la comemos con o sin pepitas. Por lo que es mucho mejor saborearlas sin piel y sin pepitas.

Como información llamativa, hace dos años , crearon una petición en change.org (https://www.change.org/p/comunidad-de-madrid-aumentar-a-5-segundos-el-tiempo-entre-campanadas-de-fin-de-a%C3%B1o) para aumentar el tiempo en 2 segundos de cada campanada. Así, la ingesta de cada uva sería de 5 segundos, dedicándole el primer minuto del año a realizar esta tradición. ¡Ojalá se pueda conseguir!

La Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) ha advertido que comer uvas enteras, con piel y pepitas, es la tercera causa de asfixia en menores de cinco años y, por tanto, hay que estar pendiente a medianoche ante el riesgo de atragantamiento entre los más pequeños. Así, asegura el vicesecretario general de la SEORL-CCC que esta fruta “puede deslizarse en la boca del niño de forma involuntaria, sin ser masticada, y actuar como tapón en las vías aéreas, impidiendo la respiración”. Por ello, recomienda no darles a los niños, sobre todo a los menores de cinco años, las tradicionales doce uvas para dar la bienvenida al nuevo año o, en su defecto, modificar su forma, cortándolas en varios trozos, quitándole la piel y las pepitas para, así, evitar un episodio de aspiración. La mayor parte de los atragantamientos infantiles se producen en niños menores de dos años. “Es en esta franja de edad cuando aún no tienen los dientes desarrollados, el sistema deglutorio del niño es inmaduro y la posibilidad de que una parte de un alimento o cuerpo extraño pase a la vía respiratoria es más alta”, comenta.

Para evitar los posibles atragantamientos que puedan suceder, desde el Departamento de Logopedia del Centro Integral de Enfermedades Neurológicas, os damos los siguientes consejos, de manera general:

  • Evitar hablar durante la ingesta de comida y bebida.
  • Disfrutar de la comida y dedicar tiempo a ello. No es necesario comer deprisa.
  • Comer en pequeñas cantidades.
  • Pelar las uvas y quitarle las pepitas para una mejor ingesta, favoreciendo una deglución segura, como hemos comentado anteriormente.

En caso de niños menores de 5 años:

  • No darles de comer dulces típicos navideños que contengan frutos secos.
  • Sustituir las uvas, en Nochevieja, por 12 gusanitos.
  • Observar, en todo momento, qué comen. Un despiste puede concluir en un episodio grave de atragantamiento.

Si tienen un familiar con trastornos de deglución:

-Adaptarle la comida a la textura, así como la bebida a la viscosidad, que le han recomendado los logopedas.

Existen numerosas páginas web con recetas para personas con disfagia. Los enlaces web de algunas de ellas son:

-Hay que tener en cuenta que a la hora de deglutir no solo está implicada la musculatura, sino también los sentidos, por lo que una buena presentación de la comida preparará todo el proceso deglutorio para poder disfrutar de un momento culinario acompañado de los tuyos.

¡Disfruta comiendo durante las fechas navideñas de una manera segura!

Departamento de Logopedia del Centro Integral de Enfermedades Neurológicas de la Asociación de Esclerosis Múltiple.

Referencias bibliográficas:

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