Las personas que han tenido una lesión neurológica, ven alterada su vida por la falta o restricción en el movimiento, la alteración de la sensibilidad, el cambio en la integración que llega de su entorno, y además por el cambio que se produce en su entorno y su día a día. Todo esto se traduce en un cambio a la hora de moverse, de interactuar con su entorno y una disminución de su calidad de vida, que desde la rehabilitación neurológica tratamos de subsanar o mejorar en la medida de lo posible.
Acompañando a todo esto, pueden aparecer también problemas con la contención de la orina y heces y dolor pélvico. Este tipo de disfunción puede pasar desapercibido, bien por la importancia que se da a la recuperación del movimiento, o bien por el tabú social que sugiere este tipo de patologías. Aunque a día de hoy, cada vez se está normalizando más hablar de estas lesiones, hay que tratar de mantener bien informado al paciente de sus síntomas, prevención y tratamiento, sobre todo cuando hay infecciones de orina recurrentes.
La incontinencia urinaria queda definida según la ICS como cualquier queja o perdida de orina, de forma involuntaria, que genera un problema higiénico Y/o social.
La incontinencia urinaria está dividida en varios tipos:
- Incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE).
- Incontinencia urinaria de urgencia (IUU).
- Incontinencia urinaria mixta.
- Incontinencia urinaria postural.
- Enuresis nocturna.
- Incontinencia urinaria continua.
- Incontinencia urinaria insensible.
Las formas más habituales son las siguientes:
- Incontinencia urinaria de esfuerzo (IUE): Consiste en la pérdida de orina involuntaria que sucede durante un esfuerzo (toser, estornudar, saltar, correr…). Ocurre normalmente por dos motivos, la hipermovilidad del cuello vesical o la deficiencia esfinteriana de la uretra.
- Incontinencia urinaria de urgencia (IUU): Consiste en la pérdida de orina involuntaria con un súbito e intenso deseo de orinar. Es la segunda causa más común, y normalmente viene asociada al síndrome de vejiga nerviosa. Hay dos tipos de disfunción, urgencia sensorial y urgencia motora.
- Incontinencia urinaria mixta: Consiste en la perdida de orina involuntaria asociada tanto a urgencia como a esfuerzo.
La incontinencia anal según la CIS/IUGA Consiste en la perdida involuntaria de heces, ya sean sólidas o líquidas y también la pérdida de gases.
Hay diferentes tipos de incontinencia anal y otras disfunciones anorectales:
- Incontinencia anal.
- Incontinencia fecal: Puede ser líquida, sólida, pasiva o coital.
- Incontinencia de gases.
- Esfuerzo intenso para defecar.
- Sensación de defecación incompleta (estreñimiento distal).
- Sensación rectal disminuida.
- Estreñimiento.
- Prolapso rectal.
- Sangrado rectal.
Por ejemplo, los problemas de disfunciones vesicales aparecen en más del 75 por ciento de los pacientes con Esclerosis Múltiple (EM), y entre ellos, la incontinencia urinaria es uno de los problemas más frecuentes. La salida involuntaria de orina afecta aproximadamente al 50 por ciento de las mujeres en algún momento de su vida, y en una proporción de dos a uno respecto a los hombres, motivo por el que esta disfunción tiene un gran impacto en dicha enfermedad. Así mismo, la prevalencia de las disfunciones intestinales en pacientes de EM es mayor que en la población general, ya que más del 70 por ciento de ellos presenta desórdenes de la defecación, tanto estreñimiento como incontinencia fecal, o una combinación de ambos síntomas. En los pacientes con Esclerosis Múltiple, las alteraciones en la función del esfínter anal, de distensión o de inhibición, contribuyen a la incontinencia o impiden la defecación. Está demostrado que tratamiento fisioterápico de la musculatura pelvi-perineal puede mejorar las funciones continentes de dichos pacientes.
Esta disfunción afecta también a un 25% de las mujeres y a un 28% de los hombres con enfermedad de Párkinson. En este tipo de pacientes el tratamiento del suelo pélvico también ha demostrado ser efectivo.
En el caso de la lesión medular, se estima que un 53% de los afectados sufren incontinencia urinaria. En el caso de la lesión medular incompleta, el entrenamiento del suelo pélvico puede reducir dichos síntomas.
En el caso de pacientes con daño cerebral, un 24% de estos pacientes, están afectados por este tipo de lesiones. El entrenamiento a través de la fisioterapia en estos casos, tiene un efecto beneficioso en los síntomas del sistema urinario.
En conclusión, la ciencia ha demostrado que los pacientes con alteraciones neurológicas o neurodegenerativas pueden beneficiarse del trabajo de la musculatura del suelo pélvico.
A pesar de que la incontinencia urinaria no implica un pronostico de gravedad, si que limita la autonomía de la persona afectada, reduce su autoestima y deteriora su calidad de vida. Repercute por tanto es sus actividades diarias y laborales, y en sus relaciones sociales, familiares y afectivas.
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