La cirugía del Párkinson llega ya a 40 pacientes albacetenses mejorando su calidad de vida

Las terapias avanzadas han dado buenos resultados al permitir una administración continua de la medicación, lo que mejora notablemente la calidad de vida de los afectados

La enfermedad del Párkinson, un trastorno neurodegenerativo e invalidante que afecta a más de 1.500 albacetenses y unos 7.000 castellano-manchegos, está en auge. En los últimos años ha aumentado la prevalencia de esta enfermedad; de hecho, en las consultas de la Unidad de Trastornos del Movimiento del Área Integrada de Albacete se diagnostican todos los meses una media de cinco casos nuevos de esta dolencia.

Así se puso de manifiesto ayer por parte de los facultativos especialistas que atienden a los afectados durante la celebración del Día Mundial del Párkinson. Tanto la neuróloga que atiende los casos de Párkinson  en el Complejo Hospitalario Universitario de Albacete (CHUA), la doctora Elena Palazón, como el neurocirujano Hernán Sandoval, que coordina la unidad de cirugía funcional del Párkinson, recordaron que esta patología no tiene cura, pero sí están apareciendo nuevas terapias y tratamientos quirúrgicos con buenos resultados que consiguen controlar los síntomas de la dolencia.

Desde que el CHUA inició hace nueve años las intervenciones de cirugía del Párkinson hasta ahora, lo que convierte al hospital albacetense a este respecto en centro de referencia regional, ya son 41 los enfermos parkinsonianos intervenidos y a los que se les ha puesto un neuroestimulador; de ellos 10 pasaron por el quirófano por este motivo durante el 2015, mientras que con que será intervenido hoy ya son tres las cirugías del Párkinson practicadas este año.

El problema es que este tratamiento tiene unas indicaciones muy concretas y no es válido para todos los afectados. El doctor Hernán Sandoval aclaró que para someterse a una cirugía funcional del Párkinson hay que pasar unos filtros muy estrictos. «Las indicaciones de esta operación están limitadas a pacientes menores de 70 años de edad, con más de cinco años de evolución de la enfermedad, con un buen coeficiente intelectual, que pasen unos test neuropsicológicos rigurosos, así como que no tengan tumores ni dolencias que limiten la intervención».

La técnica que se emplea para esta cirugía no ha sufrido cambios en estos nueve años y si bien en la inmensa mayoría de los pacientes intervenidos se consigue una mejoría de los síntomas de la patología, en más del 50% de los casos se se logran altos porcentajes de reducción del temblor y la rigidez así como de la medicación.

Los porcentajes de complicaciones de esta cirugía, que se realiza con anestesia local, están por debajo del 10%. Esta cirugía de neuroestimulación cerebral consiste en la implantación de unos electrodos que producen estimulación en una zona del cerebro (el núcleo subtalámico).

El sonido de las neuronas guía el camino para colocar estos electrodos. Este marcapasos permite que los circuitos del cerebro que controlan el movimiento funcionen mejor.

Dado que el neuroestimulador funciona con una batería cuando se agota hay que recambiarla, algo que varía en función de cada paciente en cuestión.

Nuevas terapias

Para el resto de los pacientes que no se pueden beneficiar de la cirugía de neuroestimulación, existen tratamientos farmacológicos  que no curan, pero sí mejoran notablemente los síntomas de los pacientes y su calidad de vida lo que les permite vivir muchos años como cualquier otra persona.

La doctora Palazón comentó que al principio de un diagnóstico de Párkinson los pacientes suelen responder muy bien a los fármacos que tienen una acción similar a la dopamina, cuyos niveles están muy bajos en estos enfermos. Sin embargo, después de un periodo inicial los beneficios son enmascarados por las complicaciones motoras y, además, se suele dar una respuesta inestable a estos medicamentos, en la que hay momentos del día en los que la persona está bien y muchos otros en que está mal. Por ello, para estos casos se están aplicando terapias avanzadas mediante la administración de la infusión continua intraduodenal de levodopa/carbidopa, a través de una sonda intraduodenal que permite que la sustancia pueda liberarse de modo continuo a lo largo del tiempo, favoreciendo un tratamiento personalizado, así como la terapia de bomba subcutánea de apomorfina, con buenos resultados.

Además, como complemento existe otro fármaco, la safinamida, que están empezando a ser administrada a los pacientes diagnosticados en la Unidad de Trastornos del Movimiento.

Fuente: http://www.latribunadealbacete.es/noticia/Z4335BF3C-E34E-6760-9FA043E98C52881C/20160412/cirugia/parkinson/llega/ya/40/pacientes/albacetenses

Share This