Un estudio muestra que la recuperación tras una lesión cerebral requiere de programas de rehabilitación de gran intensidad y duración
Las personas que sufren un ictus o un traumatismo craneoencefálico grave necesitan rehabilitación tanto cognitiva como funcional para que sus cerebros se recuperen y, así, poder llevar a cabo una vida normal. El problema es que, por lo general, los programas de rehabilitación para los pacientes no tienen ni la intensidad ni la duración suficientes para permitir que el cerebro recupere su actividad óptima o, cuando menos, la mejor que resulte posible. Un aspecto muy a tener en cuenta dado que, como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Faculta de Medicina de la Universidad de California en San Diego (EE.UU.), cuanto más intensa y, sobre todo, duradera sea la rehabilitación, mayores serán los beneficios para el paciente.
Como explica Mark Tuszynski, director de esta investigación publicada en la revista «Proceedings of the National Academy of Sciences», «nuestros resultados tienen implicaciones tanto para la práctica clínica como para los seguros médicos. Y es que al menos en Estados Unidos, los seguros tan solo suelen cubrir cortos períodos de rehabilitación para que la gente se recupere lo suficiente como para volver a casa».
Pero como destaca el investigador, «nuestros resultados sugieren que si las aseguradoras pagaran una rehabilitación más larga e intensa, los pacientes podrían realmente recuperar una mayor funcionalidad».
Cuestión de tiempo
Numerosos estudios publicados en los últimos años han constatado la habilidad o plasticidad que tiene el sistema nervioso central de los adultos para recuperarse de una lesión. En consecuencia, la pregunta es qué se debe hacer para, una vez se ha sufrido un ictus o un traumatismo craneoencefálico grave, lograr la mejor reparación y regeneración posibles de las neuronas y las conexiones neuronales que han resultado dañadas.
Por ello, y con objeto de ampliar el conocimiento sobre lo que sucede a nivel molecular y celular en una lesión cerebral y, asimismo, sobre cómo mejorar su rehabilitación, los investigadores utilizaron un modelo animal –ratas– al que se le indujo una lesión cerebral.
Los animales se vieron forzados a re-aprender a hacer todo de nuevo: cómo moverse, cómo alimentarse, etc. Y de acuerdo con los resultados, aquellas sometidas a un programa de rehabilitación intensa durante un período más duradero mostraron una mayor recuperación de las áreas cerebrales dañadas.
Como indica Mark Tuszynski, «observamos un mayor número de espinas dendríticas surgidas de las neuronas supervivientes, lo que resultó en un mayor número de conexiones con otras neuronas. El resultado fue una recuperación de la funcionalidad del 50%».
Por el contrario, aquellos animales que no se sometieron a una rehabilitación intensa no se beneficiaron de una reestructuración de sus cerebros, por lo que no recuperaron la funcionalidad.
Posible ayuda farmacológica
Es más; los investigadores también observaron cómo el sistema colinérgico de un área del cerebro, el prosencéfalo basal, juega un papel crítico en esta rehabilitación. Concretamente, las estructuras de esta área producen acetilcolina, un neurotransmisor que sintetizan las neuronas motoras para activar los músculos. De hecho, los autores vieron que los inhibidores de la colinesterasa, fármacos que, comúnmente utilizados en el tratamiento del alzhéimer, provocan una elevación de los niveles de acetilcolina, podrían mejorar la recuperación funcional tras una lesión cerebral.
Entonces, y con objeto de mejorar la rehabilitación tras un ictus u otra lesión cerebral, ¿deben administrarse estos inhibidores de la colinesterasa? Pues como concluye Mark Tuszynski, «la verdad es que este no fue el objeto de nuestro, pero sí sugiere que podrían realizarse investigaciones ulteriores para evaluar esta posibilidad».