El trabajo sensitivo que desempeñamos día a día con muchos de nuestros pacientes es primordial para la integración de movimientos motores adecuados. Quizás, en ciertos momentos, se nos olvida su gran relevancia y su entrenamiento es indispensable para conseguir una máxima recuperación funcional.

Por este motivo, en el siguiente vídeo haremos referencia a cómo se puede estimular sensitivamente los miembros inferiores ya que en publicaciones anteriores nos centramos en miembros superiores.

Antes de comenzar nos parece fundamental que conozcan ciertos aspectos de la sensibilidad.

Si la definimos en términos médicos, la sensibilidad es nuestra capacidad de percibir estímulos externos a través de los sensitivos, y, gracias a ella, interactuamos con todo aquello que nos rodea. La importancia es tal que cuando se ve afectada se refleja una alteración en nuestra postura, gestos y funcionalidad.

La agnosia, apraxia, heminegligencia, síndrome del empujador o la falta de apoyo en el hemicuerpo más afecto comparten como factor causal esa dificultad para percibir para “sentirse a sí mismo”.

Para preservar la actividad funcional típica, dentro de todos los sentidos, son esenciales el tacto y el sentido de la posición articular, propiocepción.

Como ya sabrán, hay diversos tipos de sensibilidad táctil y dependiendo de la lesión y afectación del paciente, se puede ver alterada todos o algunos de ellos y en diferentes grados. Puede modificarse la percepción de la temperatura, del dolor, del tacto superficial, del tacto profundo y de las vibraciones.

Por otro lado, cabe destacar que la percepción de la posición articular o propiocepción quizás es la más importante para mantener una correcta postura o para conseguir que cualquier gesto tenga una funcionalidad y precisión deseables. Ya que nos vamos a centrar en la sensibilidad de miembros inferiores, pongamos un ejemplo de propiocepción en dichos miembros. Cuando realizamos la marcha, la adecuada colocación de cada una de las articulaciones de los miembros inferiores es indispensable para mantener el equilibrio y para evitar sobrecargas o posiciones indeseables. Esto se consigue sin ayuda visual gracias a nuestra propiocepción. Lo mismo ocurre en una de nuestras actividades de la vida diaria como conducir.

Tras ubicarnos en la importancia de este componente, proseguiremos con una breve introducción del vídeo que van a ver a continuación.

Primeramente, recuerden que (como en el resto de vídeos) en él se realiza unas recomendaciones GENERALES del posible trabajo sensitivo en el hogar. Con el fin de que cada persona lo adecue a sus necesidades.

Asimismo, en el vídeo se realiza una autoestimulación pero consideramos que hay mayores beneficios si existe la posibilidad que lo realice otra persona.

Además, no olviden de la importancia de la higiene postural en todo momento así como en no invadir el hueco poplíteo (corva de la rodilla) y en el tendón de Aquiles se realizan elongaciones de manera cuidadosa:

 

Durante la grabación, se hace distinción de varios aspectos que se han de ajustar dependiendo de las características de la persona. Tales como:

  • Dirección de la estimulación:
      • Relajar: proximal (rodilla) a distal (pie).
      • Estimular: distal (pie) a proximal (rodilla).
  • Hiper o hiposensibilidad:
      • Hipersensibilidad táctil: la reconocemos por aspectos como desagrado frente a cambios de temperatura, irritación por etiquetas o ropa con pelusilla, descargar peso en punta de los dedos.

En este caso, la estimulación se comenzará por objetos suaves e iremos hacia otros más ásperos.

      • Hiposensibilidad táctil: algunas de sus manifestaciones son preferencia a andar descalzo, dificultad en actividades de coordinación gruesa, problemas en diferenciar la temperatura.
  • Movimientos de flexo- extensión, diversos modos:
      • Utilización de cojín o pelota.
      • Asistencia de una persona: sentado en el suelo, colocar su muslo bajo el pie del usuario. Una vez ahí realizar movimientos guiando la flexo- extensión del tobillo y permitiendo el estiramiento tibial. La persona que asiste ha de tener precaución con la alineación de la pierna. Se recomienda colocar una de las manos encima del hueco poplíteo y otra en el pie del usuario para así poder realizar de forma adecuada el movimiento.
  • Actividades propioceptivas:
      • Modificar la complejidad de la actividad dependiendo de las características de la persona.

Ante cualquier duda, no realicen la actividad hasta ponerse en contacto con su profesional, que le indicará las adaptaciones pertinentes.

 “Donde hay voluntad, hay camino”

Rus Garrido Torrente (Col. CLM-0444.). Terapeuta Ocupacional del Centro Integral de Enfermedades Neurológicas de la Asociación Española de Esclerosis Múltiple

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