El ejercicio es una parte importante del tratamiento de la Esclerosis Múltiple

El ejercicio no es sólo importante para la salud en general sino que es una parte importante del tratamiento de la esclerosis múltiple. Estar activo proporciona energía y hace que el cansancio sea menor. Puede mejorar el estado de ánimo y ayuda a prevenir problemas de incontinencia.

En cuanto a cual es el mejor tipo de ejercicio que se puede hacer, no hay una respuesta que se adecue a todo el mundo. Los síntomas, el tratamiento que se esté recibiendo y el estilo de vida de la persona ayudará a determinar su plan de ejercicio. Es importante buscar  asesoramiento especializado:

  • Del médico: para saber si es necesario tomar alguna precaución a la hora de realizar ejercicio
  • Del fisioterapeuta: es importante dejarse asesorar por alguien que tenga experiencia con pacientes de esclerosis múltiple. Dependiendo de la situación de cada persona, el fisioterapeuta puede adaptar los ejercicios de manera que sean más seguros y efectivos. Es más, el fisioterapeuta puede ayudar a realizar trabajos más específicos, como por ejemplo de fuerza, para que sea más fácil desenvolverse en el entorno

Son muchos los tipos de entrenamiento que se pueden realizar.

  • Cardio: es importante realizar algún tipo de ejercicio aeróbico, mejora el humor y la salud del corazón. Caminar, correr, montar en bicicleta son buenos ejemplos de este tipo de ejercicio. En caso de debilidad en las piernas o problemas de movilidad, se pueden realizar ejercicios en el agua (natación, aquagym…) o de remo.
  • Estiramientos: son aconsejables para cualquier persona, pero en especial para personas con espasticidad o que sufren espasmos. Además de realizar estiramientos de manera regular, es aconsejable realizar actividades como el taichí y el yoga que ayudan a mejorar la flexibilidad, además de ayudarnos a relajarnos y luchar contra el estrés.
  • Entrenamiento de fuerza: con el asesoramiento de un fisioterapeuta, se pueden usar pesos y ejercicios contra resistencia para mejorar la fuerza muscular. Esta mejora de la fuerza nos ayudará a movernos mejor.
  • Equilibrio: si se tienen alteraciones del equilibrio se buscaran actividades en las que se esté seguro como la bicicleta estática o la natación. También se pueden realizar los ejercicios con algún tipo de apoyo cercano (una barra, unas paralelas…) El trabajo de fisioterapia está muchas veces encaminado a mejorar la coordinación y el equilibrio.

Además, es recomendable tener en cuenta los siguientes consejos:

  • Ir despacio: empezar con cosas sencillas. Si al principio lo único que se puede hacer es dar un paseo alrededor de un edificio o incluso por una habitación, ya es un comienzo. Se empezará por ahí y se intentará ir aumentando progresivamente. Con el tiempo es posible que se puedan realizar muchas más cosas;
  • Crear una rutina: es importante entrenar siempre a la misma hora para así crear una rutina de trabajo. En el caso de las personas con esclerosis múltiple, el momento de mayor energía suele ser por las mañanas, por lo que este podría ser el momento ideal para ejercitarse;
  • No acalorarse demasiado: las personas con esclerosis múltiple suelen notar como sus síntomas empeoran con el calor. Cuando se trabaja en interiores en días de calor es importante utilizar el aire acondicionado para no acalorarse. También es útil trabajar en zonas frescas, las piscinas pueden ser una buena opción (no las de uso termal). Se debe trabajar en exteriores sólo los días que sean más frescos, beber mucha agua e incluso utilizar coldpacks o chalecos refrigerados para mantener la temperatura controlada.
  • Hay que saber cuándo parar: si una persona se siente mareada o siente dolor durante la realización de ejercicio, debe parar. En caso de brote, habrá que descansar o cambiar las rutinas de ejercicio. En estos casos, el asesoramiento de un fisioterapeuta para retomar el ejercicio es esencial.
  • Hay que encontrar el equilibrio entre lo que se hace y se deja de hacer: Cuando alguien se ve con capacidad para entrenar fuerte y hacer ejercicio de manera vigorosa, se debe asegurar que después no se va a encontrar más débil. Si después de hacer un entrenamiento se es incapaz de hacer nada más, es preferible bajar la intensidad. Cuando uno se siente bien, puede verse tentado a entrenar más de lo normal, pero hay que tener en cuenta que sobrepasar un día los propios límites puede hacer que después no se pueda hacer nada. Es mejor llevar una progresión regular.

Fuente: www.webmd.com

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