En nuestro vocabulario diario tenemos muy presente la palabra atención. Por esta razón, podemos asegurar que estamos familiarizados con el término. A pesar de ello, definir dicho concepto es complejo dado que sugiere aspectos cualitativos y cuantitativos diferentes como la percepción del estímulo, dirección, selectividad, alternancia y velocidad de procesamiento.

Podemos decir que la atención selecciona qué estímulo sensorial es relevante en ese momento, mientras que aquellos irrelevantes son ignorados. No percibimos todo lo que sucede en el ambiente. Nuestro cerebro selecciona lo que debemos escuchar y mirar en un determinado momento. Dicha selección implica un desplazamiento de la atención dependiendo de los diferentes estímulos.

Cuando llevamos a cabo una tarea conocida, requiere un nivel bajo de atención. En cambio si la misma actividad se realiza en un entorno no familiar o una sala ruidosa, requerirá mayor atención.

Diferenciamos la atención dependiendo de los aspectos  del comportamiento atencional en:

  • Atención sostenida: base para todo el procesamiento de la información, incluyendo alerta y despertar.
  • Atención selectiva: dirige la atención hacia características particulares del entorno.
  • Atención dividida: habilidad de hacer más de una cosa al mismo tiempo.

Los pacientes con daño cerebral presentan, frecuentemente, trastornos de la atención. Las actividades que realizaban de forma automática pueden suponer un gran esfuerzo dado que tienen dificultades para enfrentarse a situaciones nuevas. A continuación citaremos algunos ejemplos:

  • Dificultad en atención sostenida: la persona está leyendo un libro y al percibir que pasa alguien por su lado, deja su lectura y se desubica por donde va.
  • Dificultad en atención selectiva: en un restaurante, intenta mantener la conversación con un amigo y le es complicado o no puede centrarse en la conversación debido al ruido que existe.
  • Dificultad en atención dividida: incapacidad de atarte los cordones mientras mantienes una conversación con alguien.

La rehabilitación de la atención está orientada a la restitución o a la compensación de la función. Los conceptos que tenemos en cuenta en la actividad terapéutica son: estímulos ambientales, complejidad de la tarea y aproximación cognitiva.

atención en el paciente neurológico

Pie de foto: Se solicita al paciente que ponga los cuadraditos de colores según esta instrucción: Cuando vea una I: colocará el color que lee. En cambio, cuando vea una D: pondrá el color con el que está escrita la palabra

 

Al comienzo del tratamiento es importante crear un ambiente agradable sin factores distractores para que el paciente realice la tarea con facilidad. Es decir, controlar aspectos como la iluminación, temperatura o el mobiliario. Una vez controladas estas características, iremos introduciendo diferentes estímulos distractores siguiendo un criterio de relevancia (primero se incorporan estímulos irrelevantes para gradualmente ir introduciendo otros más relevantes para el sujeto). Por ejemplo, si al paciente le gustan los deportes y, sobre todo, el fútbol y un equipo concreto. Primero hablaremos, mientras realiza una tarea, sobre el deporte en general y poco a poco nos iremos acercando a las preferencias de la persona sin que deje de realizar la actividad solicitada.

Conforme el proceso de rehabilitación se realiza en un ambiente normalizado, el esfuerzo debe dirigirse a graduar la complejidad de la tarea.

Asimismo, las actividades seguirán criterios de aproximación cognitiva. Es decir, comenzaremos el tratamiento con tareas que requieran objetos tangibles (manipulativos) y conforme vaya evolucionando, iremos hacia objetos no tangibles (acciones o instrucciones verbales). Disminuyendo de este modo las ayudas físicas e incrementando las representaciones mentales y manipulación abstracta.

Para concluir, nos gustaría otorga un listado de criterios generales para la rehabilitación de problemas de atención:

  • Periodos de descanso (Por ejemplo: 15 minutos de actividad- 5 de descanso).
  • Modificación del ambiente.
  • Simplificar las instrucciones y, así, facilitar el procesamiento de la información.
  • Otorgar ayudas verbales.
  • Ofrecer un tiempo potencial para la ejecución de la tarea.
  • Enseñar al paciente a realizar preguntas y comentarios de la tares. De este modo, mantendrá el interés.
  • Variar las actividades.
  • Ayudar a identificar los signos de fatiga y saber reducirlos.
  • Graduar el nivel de dificultad (lo más sencillo al final).

Departamento de Terapia Ocupacional del Centro Integral de Enfermedades Neurológicas de la Asociación Española de Esclerosis Múltiple.

Bibliografía:

  • Muñoz Céspedes, J. M. y Tirapu Ustárroz, J. (2001); Capítulo 5: Atención y funciones ejecutivas. Rehabilitación neuropsicológicas (pp. 120-132). Madrid: Editorial Síntesis, S.A.
  • Grieve, J. (2000); Capítulo 5: Atención. Neuropsicología para Terapeutas Ocupacionales. Evaluación de la Percepción y Cognición (pp. 44-48). Madrid: Panamericana.
  • Grieve, J. (2000); Capítulo 12: Trastornos de la atención. Neuropsicología para Terapeutas Ocupacionales. Evaluación de la Percepción y Cognición (pp. 121-123). Madrid: Panamericana.
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